En su libro “La idea del socialismo. Una tentativa de actualización”, el filósofo alemán Axel Honneth formula una interesante propuesta conceptual de un nuevo marco teórico social centrado en el derecho a la libertad, desde una perspectiva alejada del individualismo capitalista y orientada por la consideración de que ésta se desarrolla en un contexto intersubjetivo. Se trata de una reformulación del socialismo como fuente de orientación ético-política, que partiendo de la premisa del modelo liberal de libertad como capacidad del sujeto para seguir en sus acciones las propias intenciones sin obstáculos ni imposiciones, esa “freedom as non-domination” de profundas raíces en el republicanismo cívico, desemboca en una concepción de la libertad social del ciudadano que vive en comunidad, lo que supone la responsabilidad recíproca de sus miembros y una preocupación por el otro.
Plantea Honneth la conveniencia de pensar el nuevo régimen de negociación democrática de objetivos comunes pensando en categorías de libertad social. La socialdemocracia tiene por delante la oportunidad de resolver el problema de haberse apartado del ideal emancipador original, tomando la idea rectora de la libertad social para estimular una crítica del egoísmo privado capitalista sin descalificar por completo los derechos individuales. Al mismo tiempo, necesita revertir la equiparación hecha por Marx de la economía de mercado con el capitalismo, para poder ganar espacio político para el desarrollo de proyectos alternativos en el mercado. “Las promesas de la Revolución francesa se cumplirían al institucionalizarse la libertad social en el ámbito económico para un “actuar para el otro” y un “complementarse” de los trabajadores”.
El socialismo democrático debe poner el foco en la visión del valor emancipador de los derechos humanos y de los ciudadanos, surgidos con la Revolución francesa. La idea de libertad social, concilia los tres valores de libertad, igualdad y fraternidad, entendiendo la fraternidad como una condición fundamental de ejecución de la libertad, para que todos los ciudadanos podamos convivir en una comunidad de iguales, disfrutando de igual libertad.
Su tarea histórica es articular el hecho de que grupos siempre nuevos, que varían según las circunstancias sociales, aúnan esfuerzos para dar a conocer públicamente demandas hasta ese momento no consideradas, e intentan derribar las barreras de comunicación y, así ampliar los espacios de libertad social. En este contexto, se hace necesario un proceso permanente de experimentación de ideas muy distintas, para esbozar las posibilidades de organización de la creación de valor económico, con la ayuda de mecanismos institucionales de acción mutua colaborativa. Su concepción del socialismo trasciende la limitación de los asalariados como sujeto político protagonista del impulso de su ideal, para ampliar su horizonte al conjunto de la ciudadanía con aspiraciones democráticas de ampliar la libertad social.
En definitiva, una idea esperanzadora del socialismo como plataforma teórica para alcanzar un “consenso transversal” en condiciones de un “pluralismo razonable” en nuestras sociedades democráticas. Una teoría política fundamentada en lo ético, creadora de sentido vital.
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