Vivimos en un mundo en el que la complejidad y la incertidumbre forman parte de la realidad con la que nos manejamos a diario, en el que el carácter dinámico de los sistemas sociales, económicos y políticos, nos exige pensar en los potenciales problemas colaterales de cada acción e intentar anticipar sus efectos a largo plazo. La acción sin la reflexión adecuada puede conducirnos a cometer errores, por muy bienintencionados que sean nuestros propósitos. Las hipótesis teóricas resultan necesarias para conducir nuestras iniciativas dando sentido a lo que hacemos, pero deben ser contrastadas a lo largo del tiempo con datos fiables sobre la realidad que pretendemos transformar. De todo esto trata el libro de Dietrich Dörner, "La lógica del fracaso", aplicado a las políticas públicas.
¿Qué podemos hacer entonces? Dietrich Dörner propone aprender varias cosas interesantes para conseguir ser gestores públicos más competentes:
- Aprender que es necesario aclarar los objetivos antes de comenzar a actuar.
- Aprender que no siempre se alcanzarán todos los objetivos a la vez, ya que pueden existir contradicciones entre ellos.
- Aprender que se deben definir los puntos esenciales y, al mismo tiempo, que éstos no siempre se podrán mantener eternamente sino que se pueden cambiar.
- Aprender que al manejar el conjunto se debe crear un modelo de sistema, para poder anticiparnos a los efectos colaterales y a largo plazo.
- Aprender cómo buscar información con el grado de resolución adecuado.
- Aprender qué es lo que puede resultar de la creación demasiado intrépida de conceptos abstractos.
- Aprender cuáles son las consecuencias de una reducción irreflexiva de todos los sucesos de un determinado ámbito, a una sola causa central.
- Aprender cuánto tiempo se debe recopilar información y cuándo se debe dejar de hacerlo.
- Aprender que uno tiende, de vez en cuando, a movimientos de huida horizontales y verticales, y que debemos desarrollar maneras de controlarlos.
- Aprender que, en ocasiones, uno sólo hace una cosa para demostrarse a sí mismo que sabe hacer algo.
- Aprender los peligros del metodismo no reflexionado.
- Aprender que es necesario analizar los propios errores y sacar conclusiones para la reorganización del propio pensamiento y comportamiento.